Echando la vista atrás lo primero que se me viene a la cabeza es un año extraño que no vivía desde hace 12 años y aunque he estado siempre que he podido ayundando a mi Hermandad en los preparativos, el pasar a un segundo plano me ha dado el descanso y la tranquilidad que necesitaba para poder disfrutar de mi Cofradía con mi familia en un año en líneas generales malo por culpa de la lluvia.
Atrás quedaron charlas, conciertos, esas tertulias buenas en el bar peatonal con los amigos del codal de plata, cultos pasados ya no por agua sino por nieve como pasó en los cultos del Señor de la Bondad ect.
Fue un año en el que nos dio tiempo a volver a comprobar como los señores de la catedral y los mandamases de la calle caballeros, como un año tras otro nos demuestran que la estima que le tienen a la Semana Santa en general y a la Hermandad de la Borriquita en particular es poca. Además también nos dio tiempo a comprobar que el sentido común y la buena información es posible tanto el Martes Santo como el Miércoles Santo.
En líneas generales y a pesar de la lluvia me queda un buen sabor de boca porque ha sido un buen año en la espera de la tan deseada Cuaresma, una gran cuaresma llena de buenos momentos y una Semana Santa agridulce por muchos motivos lluviosos y no lluviosos ya que entre otras cosas el Viernes de Dolores y el Miércoles Santo se quedaron en casa.
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