Lo vivido ayer no se puede expresar ni con las fotos subidas ni con los comentarios que se puedan hacer en esta o en cualquier entrada de cualquier blog.
Lo de ayer había que vivirlo en primera persona, estar ahí saboreando los momentos que tanto anhelamos y que esperamos durante todo un largo año.
Ayer volvimos a sentir ese gusanillo especial que nos hace sentirnos orgullosos de nuestra Hermandad viendo nuestra parroquia llena del mayor y mejor patrimonio que tiene nuestra Hermandad, sus Hermanos.
Por último, dar las gracias a nuestro Hermano D. Angel por estos días de triduo en el que con su palabra nos ha hecho sentir a nuestra Madre del Consuelo muy muy cerca. Pero sobre todo darle las gracias a D. Antonio, nuestro párroco, por su paciencia, por su ilusión, por su predisposición a todo lo que hacemos y le pedimos ya que sin él todo lo que vivimos ayer no habría sido igual.
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