Ayer después del partido salí de la sede donde los amigos siempre nos hemos juntado a ver a nuestra selección. Nuestra perla, ese bar del torreon donde los partidos de España son ya míticos para nosotros.
Al terminar el partido bajé a la plaza mayor y vi tanta gente... fue increible ver a todos únidos y alegres por la misma causa.
Ayer fue un día de esos que a nadie se le llamaba facha por llevar ropa con los colores de España, un día que todos recordaremos siempre.
Ayer tuve una sensación extraña, fue un día en que la envidia sana la notaba más que nunca y sabía perfectamente por qué me sentía así... ¿por qué? muy fácil....
Ayer mi sonrisa era permanente pero sin ruidos ni aspavientos y casualmente nos cruzamos con unos chavales de mi barrio totalmente eufóricos. Cuando me pidieron que gritara, les dije que eso lo dejaba para ellos que yo prefería disfrutar del momento con envidia sana precisamente hacia ellos.
Me preguntaron que envidia de qué y al momento les pregunté cuántos años tenían. No entendía nada pero me contestaron que tenían 19 años. Yo les dije 34 y que me daban envidia de que tan jovencillos pudieran disfrutar de algo que yo llevaba esperando casi la edad que tienen...
Ayer confieso que a más de uno de los que vimos juntos el partido se nos cayeron lágrimas de alegría y disfrutamos, estoy seguro, muchísimo más que toda esa gente veinteañera que vibró con el triunfo de nuestra selección.
Ahora queda lo mejor: Disfrutar de ver a España en la final y si se puede ganar pues mejor. Hagan lo que hagan TODOS nos acordaremos después de muchos años del partido del domingo... solo espero que esa gente joven que inundó la plaza mayor y nuestra Casa-Hermandad lo recuerden como el día que España fue campeona del mundo.
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