Ayer conseguimos lo que nunca ningún equipo español de fúbol había conseguido: Jugar la final de un Mundial.
Ayer fue uno de esos días de eurocopa o mundial especiales, de esos que esperas la hora del partido impaciente, de esos días que compruebas que tu camiseta esté limpia,compruebas que tu bandera esté bien colocada en el coche, lees el marca con la incertidumbre de ¿qué pasará hoy? y cuando te das cuenta terminas de comer y...
De pronto te da una sensación extraña que te dice... ¿pero qué haces aquí?, los nervios y la inquietud empiezan a aparecer y se te pasa por la cabeza que es el típico día de mundial que esperas con ilusión y que te recuerda a citas pasadas con tan trágico final.
Hasta aquí todo normal pues es lo que he hecho y he sentido siempre que España jugaba un mundial o una Eurocopa pero es que ayer sino suena el teléfono y mi primo Carlos no me llama para echar unos partidos al pro os juro que me hubiera dado algo.
Después de unos partidos al pro llegamos a la SEDE, a nuestra perla, sitio donde hemos visto a España durante tantos años y claro, este mundial no iba a ser menos. Allí, volvemos a encontranos una vez más con los amigos a bebernos unas jarras sin saber cuantas caerán ese día y a sufrir o al menos eso creíamos...
Hubiera sido un mundial como los de siempre de esos que jugamos como nunca y perdemos como siempre. Todo hubiera sido igual pero resulta que Villa metió un gol y Casillas paró un penalti el primer día y ayer a Puyol le dio por meter su gran melena entre medias del jabulani. INCREIBLE.
Son tantos años juntándonos que ayer cuando acabó el partido volvieron a aparecer esas lágrimas que inesperadamente aparecieron al terminar la final de la eurocopa...
Ojalá volvamos a vivir una sensación como la del día de Paraguay pero elevada a la máxima potencia ya que de momento el mayor éxito de España en este mundial ha sido pasar los cuartos y eso los que vivimos y sufrimos tantos mundiales lo sabemos...
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