Los detalles se van concretando, la cera fundiéndose, las tulipas en su sitio, la ilusión intacta e incluso agrandándose con el paso de los mínutos y lo más importante, un goteo incesante de Hermanos se acerca a diario a ver a su Cristo y a su Virgen.
La Hermandad sigue, no precisa de imprescindibles, TODOS somos necesarios y nadie pide que le reconozccan o agradezcan nada.
Somos Hermandad y estamos orgullosos de ella.
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